miércoles, 10 de febrero de 2010

Duelo prehistórico: Orthoceras vs euriptéridos


En la anterior entrada traté el tema de la extinción del Pérmico, comentando que estos sucesos son recurrentes en la historia de la Tierra. Normalmente, tras un evento de este tipo la vida tiende a recuperarse de manera increíble y es entonces cuando se producen fenómenos muy importantes de radiación evolutiva, con la aparición de nuevas especies que pasan a ocupar el lugar de las extintas. Así ocurrió con la explosión cámbrica, ocurrió con los reptiles tras la extinción del Pérmico y ocurrió con los mamíferos y las aves tras la desaparición de los dinosaurios, por ejemplo. Se puede decir que tras una extinción masiva las especies que quedan luchan por adaptarse al medio lo más rápido posible y así poder ocupar los nichos ecológicos que han quedado libres. O sea, asumir el papel ecológico que otra especie ostentaba en el ecosistema antes de desaparecer.

El período Ordovícico abarca desde hace 490 hasta hace 445 millones de años. Se produjo en ese entonces una radiación evolutiva, una explosión de vida (relacionada precisamente con una extinción en el período anterior, el Cámbrico) tal que los géneros faunísticos se multiplicaron por cuatro. Pero este post es para hablar del duelo por la dominación del mar, y ahí hemos de nombrar, principalmente, a dos organismos: los Orthoceras y los euriptéridos.


Orthoceras es un género de moluscos cefalópodos. Emparentados con los actuales nautilos (no dejan de ser, grosso modo, nautilos de concha alargada, no enrollada), son parecidos a calamares; pero poseían una concha cónica recta dividida en cámaras internas que los recubría. El Orthoceras podía alcanzar el tamaño de un autobús, aunque lo normal sería encontrar ejemplares de unos 4 metros, y habría sido el depredador más importante de los océanos ordovícicos. Por otro lado, los euriptéridos eran una clase de artrópodos denominados erróneamente escorpiones marinos. Si bien están relacionados, no están emparentados directamente con los actuales escorpiones. Los euriptéridos del período Ordovícico podrían haber alcanzado entre uno y dos metros de longitud.


Así pues, compartiendo el medio, no es difícil imaginar las luchas entre estos dos verdaderos monstruos marinos de la época, inclinándose la balanza a favor de los Orthoceras. Sin embargo, hace 445 millones de años aproximadamente, ciertos eventos llevaron a un proceso de extinción masiva. Esta extinción, la segunda más grande de la historia del planeta, nos marca el límite entre el Ordovícico y el período Silúrico y es en este último donde las tornas se cambiaron. El registro fósil nos muestra la desaparición del género Orthoceras a consecuencia de la citada extinción, aunque otros géneros relacionados sobrevivieron hasta el Triásico incluso, aunque ya con un tamaño mucho menor. Ocurriese como ocurriese, lo que es claro es que estos supervivientes, “familiares” directos del antiguo dominador, se encontraron de bruces con los nuevos integrantes del grupo de los euriptéridos que asumieron el papel de nuevos señores del mar:individuos con quelíceros (piezas bucales) de 40 centímetros y de hasta 2 metros y medio de longitud. Este grupo seguiría evolucionando hasta alcanzar su culmen en el siguiente período, el Devónico, con el género Jaekelopterus, el artrópodo más grande que ha habitado jamás en la Tierra. Añadir que es en el Silúrico cuando aparecen los primeros peces con mandíbulas, descendientes de peces primitivos del Cámbrico y el Ordovícico, y empiezan a diversificarse.


El propósito de esta entrada ha sido mostrar que el ritmo de aparición de nuevas especies es claramente superior tras un proceso catastrófico que en el día a día de la Naturaleza, por lo que es evidente el papel fundamental que juegan las extinciones en la renovación de la vida y en los procesos de especiación.


La idea del post la he tomado de este documental, donde se tratan las posibles causas de la extinción masiva del Ordovícico-Silúrico y se recrean posibles luchas entre estos dos gigantes de la época. En este otro enlace tenéis un esquema muy escueto de los períodos geológicos , para así situar los nombres de este post y del anterior. Imágenes: Flickr y Wikipedia.

lunes, 8 de febrero de 2010

La extinción del Pérmico-Triásico: La Gran Mortandad

Al hablar de extinciones masivas a todos nos viene a la cabeza la extinción de finales del período Cretácico, hace 65 millones de años, que provocó la desaparición de los dinosaurios. Si bien es la más conocida, no es la única, ya que en los aproximadamente 600 millones de años de vida pluricelular en el planeta Tierra hay evidencias de, al menos, seis extinciones masivas a nivel global. Esto supone un evento masivo de extinción cada 100 millones de años aproximadamente. En este post se intentará describir una de esas extinciones, la más grave ocurrida en la historia terrestre, y que por su magnitud es conocida como la Gran Mortandad.

Nos encontramos a finales del período Pérmico, hace 251 millones de años. Pangea está formada y existe una gran diversidad de vida terrestre: desde artrópodos a terápsidos (los reptiles mamiferoides que evolucionarán en mamíferos), pasando por los anfibios. La flora está compuesta por gimnospermas, principalmente coníferas. La vida en el mar ha sufrido un descenso de diversidad debido a la desaparición de ecosistemas provocada precisamente por la formación de Pangea. Sin embargo, esto no es nada comparado con lo que se avecina…

Así, llegado el momento y en un lapso de tiempo no superior al millón de años (se especula con cifras que no superan siquiera los 200.000 años), ciertos eventos catastróficos supusieron la desaparición del 70% de las especies terrestres y aproximadamente del 95% de las marinas. La Tierra se convirtió en un páramo donde sobrevivieron únicamente el 10% de las especies totales. Para hacernos una idea, la extinción del Cretácico-Terciario eliminó al 75% de todas las especies.

¿Cuáles fueron las causas de tales niveles de mortandad? Hay diversas hipótesis y se cree que ninguna actuó en exclusiva. La vida es extremadamente resistente, por lo que para llegar a tales niveles de destrucción las especies tuvieron que verse atacadas desde varios frentes. De este modo, la geología nos muestra una región en Siberia de 2 millones de km2 conocida como trampas siberianas, de origen volcánico y datadas en el límite entre el Pérmico y el Triásico. Estas trampas son los restos de la mayor erupción volcánica que ha habido en la historia de la Tierra. Una erupción 10.000 veces más potente que cualquiera que haya observado el hombre. Existe una teoría que enlaza esta erupción con la caída de un meteorito en la Antártida. Este impacto habría provocado una serie de ondas sísmicas que se volvieron a encontrar en el lado contrario del planeta, ocupado por la zona de Siberia en ese entonces, provocando en cierto modo la erupción.

Sea como fuere dicha erupción provocó un invierno nuclear debido a las cenizas volcánicas. A continuación (cientos de años), se produciría un aumento de las temperaturas de unos 5 °C a causa de un incremento en el efecto invernadero debido a los gases de la erupción. En estos momentos serían los animales terrestres los más afectados; pero aún quedaría un paso más: el gradual incremento en la temperatura calentó los mares y llevó al derretimiento de depósitos de hidrato de metano congelado en los fondos marinos y a la consiguiente liberación del metano a la atmósfera. El metano es uno de los gases de efecto invernadero más potentes y habría provocado un posterior aumento de las temperaturas de otros 5 °C. Es a este último episodio al se le atribuye la mortandad en el medio marino. El registro fósil así lo indica: una fase de extinción en tierra, seguida por una en mar y acabando finalmente con otro período de extinción en tierra menos estudiado pero íntimamente relacionado con esta serie de episodios que llevaron a la vida en la Tierra a la mayor crisis que ha conocido.

Más información aquí, aquí y aquí. Imagen: Wikipedia