viernes, 1 de enero de 2010

La termorregulación

La manera que tienen hombres y mujeres de sentir y adaptarse a los cambios de temperatura es diferente. Un día de brisa las mujeres empezarán a sentir el frío mucho antes que los hombres. A su vez, un día de intenso calor serán ellas las primeras en experimentar los primeros síntomas de agobio. ¿La razón? Biología. Adaptación, si queremos ser más específicos.

Ante el frío, como ya se ha dicho, son las mujeres las que antes empiezan a notarlo; y esto es así porque su sistema nervioso vegetativo se activa más rápidamente, cerrando los vasos sanguíneos de la piel. Los vasos de la piel actúan como un radiador, calentando el exterior del cuerpo; así, si la mujer contrae estos vasos antes que el hombre empezará a notar el frío antes que éste, ya que su exterior perderá irrigación y, en consecuencia, calor.

En el caso del calor ocurre totalmente lo contrario: los vasos de las féminas se expanden más rápidamente que el de los hombres intentando eliminar calor a través de la piel, por lo que la irrigación es mayor y, al llegar más sangre, sienten antes la sensación de agobio. Huelga decir que aunque ellas noten el calor mucho antes, en la misma situación es el hombre el que antes empieza a sudar.

Ante la evidencia, ¿quién está mejor preparado a los cambios de temperatura?. Pues ellas. En caso de frío, la prioridad del cuerpo es mantener calientes los órganos vitales: cerebro y tórax. El hombre, al tener una respuesta más lenta al frío, derrocha mucho calor, cosa que no ocurre en las mujeres. En el caso del calor la mujer tiene una respuesta más gradual, más agobiante, pero no tan explosiva como la del hombre, que rompe a sudar casi de inmediato. Si tenemos en cuenta que la sudoración es muy eficiente en cuanto a eliminación de calor, debido al calor específico del agua, pero a su vez es una situación de desequilibrio en la que el cuerpo pierde líquido y sales, la mujer vuelve a tener las de ganar.

La explicación evolutiva que nos encontramos es que, ante el frío, el hombre corría tras las presas generando calor mientras la mujer se mantenía parada en el hogar, por lo que ellas debieron desarrollar mecanismos más elaborados para el mantenimiento de la temperatura. En el caso del calor, ellos rompían a sudar al correr; pero ellas debían, en su sedentarismo, refrigerar su cuerpo en estático.

A grandes rasgos lo he intentado explicar. Como curiosidad diré que en este post queda explicado por qué cuando hace frío se te enfrían antes los pies, las manos, las orejas, la nariz, etc: Son apéndices prescindibles del cuerpo. El calor se usa para calentar los órganos vitales. Sin un pie o una oreja se puede vivir; pero sin un cerebro o un hígado, no.

Más información: “El científico curioso” Francisco Mora. Ed. Temas de Hoy