
El período Ordovícico abarca desde hace 490 hasta hace 445 millones de años. Se produjo en ese entonces una radiación evolutiva, una explosión de vida (relacionada precisamente con una extinción en el período anterior, el Cámbrico) tal que los géneros faunísticos se multiplicaron por cuatro. Pero este post es para hablar del duelo por la dominación del mar, y ahí hemos de nombrar, principalmente, a dos organismos: los Orthoceras y los euriptéridos.
Orthoceras es un género de moluscos cefalópodos. Emparentados con los actuales nautilos (no dejan de ser, grosso modo, nautilos de concha alargada, no enrollada), son parecidos a calamares; pero poseían una concha cónica recta dividida en cámaras internas que los recubría. El Orthoceras podía alcanzar el tamaño de un autobús, aunque lo normal sería encontrar ejemplares de unos 4 metros, y habría sido el depredador más importante de los océanos ordovícicos. Por otro lado, los euriptéridos eran una clase de artrópodos denominados erróneamente escorpiones marinos. Si bien están relacionados, no están emparentados directamente con los actuales escorpiones. Los euriptéridos del período Ordovícico podrían haber alcanzado entre uno y dos metros de longitud.
Así pues, compartiendo el medio, no es difícil imaginar las luchas entre estos dos verdaderos monstruos marinos de la época, inclinándose la balanza a favor de los Orthoceras. Sin embargo, hace 445 millones de años aproximadamente, ciertos eventos llevaron a un proceso de extinción masiva. Esta extinción, la segunda más grande de la historia del planeta, nos marca el límite entre el Ordovícico y el período Silúrico y es en este último donde las tornas se cambiaron. El registro fósil nos muestra la desaparición del género Orthoceras a consecuencia de la citada extinción, aunque otros géneros relacionados sobrevivieron hasta el Triásico incluso, aunque ya con un tamaño mucho menor. Ocurriese como ocurriese, lo que es claro es que estos supervivientes, “familiares” directos del antiguo dominador, se encontraron de bruces con los nuevos integrantes del grupo de los euriptéridos que asumieron el papel de nuevos señores del mar:individuos con quelíceros (piezas bucales) de 40 centímetros y de hasta 2 metros y medio de longitud. Este grupo seguiría evolucionando hasta alcanzar su culmen en el siguiente período, el Devónico, con el género Jaekelopterus, el artrópodo más grande que ha habitado jamás en la Tierra. Añadir que es en el Silúrico cuando aparecen los primeros peces con mandíbulas, descendientes de peces primitivos del Cámbrico y el Ordovícico, y empiezan a diversificarse.
El propósito de esta entrada ha sido mostrar que el ritmo de aparición de nuevas especies es claramente superior tras un proceso catastrófico que en el día a día de la Naturaleza, por lo que es evidente el papel fundamental que juegan las extinciones en la renovación de la vida y en los procesos de especiación.