William nació alrededor de 1270, en el seno de una familia que, si bien no pertenecía a la nobleza, ostentaba cierto poder o respeto. El lugar de su nacimiento no está aun clarificado. Se habla de un pueblo llamado Ellerslie, aunque también se cita otra localidad llamada Elderslie.
En la época de su nacimiento reinaba en Escocia Alejandro III, caracterizado por su buen gobierno, sus buenas relaciones con los ingleses y por su rechazo a las reclamaciones de soberanía de Inglaterra. A su muerte, la clase noble escocesa se dispuso a luchar por el poder, con Eduardo I de Inglaterra como árbitro, aunque con unos cuantos ases en la manga, ya que aun detentaba un cierto poder en las decisiones de Escocia. Una vez conseguida la corona por John Balliol, éste se desentendió por completo de Inglaterra y de las obligaciones que le ligaban al rey Eduardo I. Así pues, Inglaterra declaró la guerra a Escocia y, en 1296, tomó el poder del país.
Es en este momento donde aparece William Wallace. Los datos de los que se dispone tienen como fuente un libro llamado “Harry el ciego”, escrito en el siglo XV, por lo que su veracidad está en entredicho. Hasta 1297 no se tiene documentación alguna acerca de su vida, aunque se sabe que vivió en la adolescencia con su tío en una abadía, donde se culturizó. Otros datos muestran que su tío era sheriff de un condado y que, viéndose impune de muchas acusaciones, bien pudo ser un pequeño criminal. Hay varias historias sobre él antes de que hiciese su aparición en el escenario de la época. Una dice que se decidió a luchar tras matar a unos soldados ingleses que querían reclamar toda la pesca que había realizado con su tío durante un día entero. Otra que, harto de los abusos sufridos él y su familia por parte del hijo del gobernador inglés de Dundee, decidió matar a éste. Lo que sí se sabe es que apareció en mayo de 1297, matando al sheriff inglés de Lanark en venganza por la muerte de Marion Braidfute, la dama a la que él cortejaba. Tras el suceso se lanzaría, junto con un puñado de hombres, a una serie de revueltas victoriosas por el sur de Escocia, tomando varias plazas y, finalmente, uniéndose a Andrew Moray: otro caudillo que, siguiendo el ejemplo de William, lideraba a unos cuantos hombres en el norte.
Tras sus victorias, Andrew y William fueron nombrados comandantes del ejército de Escocia, logrando la adhesión de los nobles a su causa. Con un ejército más o menos organizado, se enfrentaron a los ingleses, que les superaban por mucho en número, en la “Batalla del puente de Stirling” en 1297, donde ganaron gracias a una emboscada de la caballería a las filas inglesas y a un oportuno derrumbamiento del puente en el instante en el que lo atravesaban las tropas inglesas. Tras la batalla, Wallace llegaría a tomar Newcastle y sería nombrado “Guardián de Escocia”.
Para batallar a los escoceses, Eduardo I firmó una tregua con Francia, con la que luchaba por el dominio de Flandes. Así pues el ejército inglés, con el rey a la cabeza, marchó hacia el norte. No sin dificultades, pues la táctica de tierra quemada ideada por Wallace dejó sin alimentos al numeroso ejército de Inglaterra y a punto estuvo de provocar un motín entre los arqueros galeses de Eduardo I. De este modo, en 1298, tuvo lugar la "Batalla de Falkirk". Un ejército inglés aun más numeroso que el de Stirling atacó, con la caballería al frente. Ante la avalancha de ingleses, la caballería escocesa, en retaguardia, se retiró, dejando a la infantería en campo abierto y a merced de los arqueros galeses, donde fue masacrada.
El fracaso en Falkirk alejó a Wallace de la nobleza y de la lucha. Sus esfuerzos se centraron en pedir ayuda a Francia, Castilla e, incluso, a Papas de la época. Así pasó el tiempo hasta que, en 1305, fue traicionado por su sirviente y fue entregado a los ingleses.
Fuente de las imágenes: Wikipedia
No hay comentarios:
Publicar un comentario